Pasear, o bueno… hacer una patrulla por la ciudad de Bangui en esta época no es todo lo agradable que se podría esperar. Los 40 grados de temperatura con los que uno se encuentra desde por la mañana temprano, la humedad tremenda que te hace sudar a chorros, especialmente si tienes que llevar el equipo de combate encima y el paisaje; barrios vacíos con las casas derruidas, barrios que están prohibidos para unos o para otros, hacen que el ambiente no sea el más propicio.
Pero al mismo tiempo, en esos mismos barrios la naturaleza salvaje sigue su ciclo y los arboles por todas partes ofrecen todo tipo de frutas; bananas, papayas, mangos… Una riqueza que hace que al menos, el hambre no sea otro de los problemas acuciantes de esta ciudad.
Y mientras uno va ensimismado pensado en todas esas cosas, de repente, por un camino, ajeno al desastre, aparece el niño de la foto, un amigo, que dentro de su rutina diaria, consigue arrancarte una sonrisa…
————————-oo0oo—————————
To patrol Bangui during this season is not as pleasant as it could have been expected. This climate, so hot and so humid, that makes you sweat non stop, specially when wearing the flack jacket. And the landscape; empty and destroyed neighborhoods together with other neighborhoods banned for ones or for others.
However, at the same time, the nature in these neighborhoods is wild and all kind of fruits hang from the trees; bananas, papayas, mangos,…what makes hunger not to be one of the pressing problems of this city.
And while one is preoccupied thinking about all this, suddenly as if comming from a different world, oblivious to the many existing problems, the boy of the picture comes out of the blue and paints a smile in your face…